El Nacimiento de la libertad, la sangre ardiente de un pueblo que quiere ser libre y seguir siendo libre. República Dominicana hoy 27 febrero 2017.

República Dominicana República Dominicana es un país que ocupa un poco más de los dos tercios orientales de La Española, en el archipiélago de las Antillas Mayores. El tercio occidental de la isla está ocupado por Haití. Así pues, La Española es una isla compartida por dos países. Tanto por superficie como por población, la República Dominicana es el segundo país mayor del Caribe (después de Cuba). Su extensión territorial es de 48 670 kilómetros cuadrados4 y su población total es de 9 445 281 habitantes según el censo de 2010.7 Se localiza en América y limita al norte con el océano Atlántico, al sur con el mar Caribe o mar de las Antillas, al este con el Canal de la Mona, que la separa de Puerto Rico y al oeste con la República de Haití.

El progreso económico del país se ejemplifica con su sistema avanzado de telecomunicaciones. La migración internacional afecta en gran medida al país, ya que recibe y envía gran flujo de migrantes. La inmigración irregular de haitianos y la integración en materia legal de los descendientes de estos es el principal problema inmigratorio; la población total de origen haitiano se estima en alrededor de 800 000.12 En los Estados Unidos existe una gran diáspora dominicana, contabilizada en 1,3 millones de personas; esa diáspora ayuda al desarrollo nacional, enviando miles de millones de dólares a sus familias, lo que representa una décima parte del PIB.

La República Dominicana es el destino más visitado del Caribe. Durante todo el año los campos de golf del país se encuentran entre las principales atracciones de la isla. En el país se encuentra la montaña más alta del Caribe, el Pico Duarte, así como el Lago Enriquillo, el punto más bajo en cuanto al nivel del mar se refiere y el lago más grande del Caribe. Quisqueya, como también se le llama al país, tiene una temperatura promedio de 26 °C y una gran diversidad biológica.

El Nacimiento de la libertad, la sangre ardiente de un pueblo que quiere ser libre y seguir siendo libre. República Dominicana hoy 27 febrero 2017.

La música y el deporte son de gran importancia en la cultura dominicana, con el merengue y la bachata como ritmos nacionales, y el béisbol como el deporte favorito. El país tuvo la presidencia pro tempore de la Celac para el período 2016-2017.


Lic. José Núñez de Cáceres

José Núñez de Cáceres nació el 14 de marzo de 1772, en la ciudad de Santo Domingo. Eran sus padres Francisco Núñez y María Albor.

Desde temprana edad, Núñez de Cáceres demostró gran amor a los estudios; su padre era hombre de campo, trabajador y honrado. Su madre murió a los pocos días del nacimiento de José.

El padre de Núñez de Cáceres se llevó a su hijo al campo, pero no pudo conseguir que cambiara los libros por la agricultura.

Núñez de Cáceres se esforzó para terminar sus estudios, y a los 23 años obtuvo la Licenciatura en Derecho Civil; formó una distinguida clientela y llegó a ser catedrático en la "Universidad de Santo Tomás de Aquino".

Al finalizar el siglo 19 contrae matrimonio con Juana de Mata Madrigal Cordero. De su unión nacieron seis hijos.

Mientras Santo Domingo era colonia francesa, Núñez de Cáceres fue funcionario del gobierno español en Cuba. Luego de la derrota francesa en Palo Hincado y el restablecimiento del poder español en Santo Domingo, José Cáceres vuelve a su tierra natal.

Desde 1809 el gobierno español de la Colonia estaba a cargo de Juan Sánchez Ramírez. José Núñez de Cáceres se desempeñó como asesor general del gobierno.

A partir de 1809 y hasta 1822 se conoce como el período de la "España Boba";. Se llama así a esta época por la poca atención que la Madre Patria puso a esta colonia.

Núñez de Cáceres ocupó varios cargos en el período de la España Boba; Asesor General del Gobierno de Intendencia, primer rector de la Universidad de Santo Domingo y también como Teniente Gobernador y Auditor de guerra.

Al asumir ese último cargo puso en marcha sus planes de separación logrando ganar para su causa a los jefes de varios cuerpos militares.

La noche del 30 de noviembre de 1821 hizo preso al Gobernador y Capitán General y finalmente, el 1 de diciembre quedó constituido el «Estado Independiente de Haití Español» para diferenciarlo de la ex colonia francesa, Haití, y separándose definitivamente de España.

Núñez de Cáceres ejerció la presidencia del gobierno provisional e inmediatamente se solicitó la protección de la Gran Colombia pues se temía una invasión de la vecina Haití.

Núñez de Cáceres envió como emisario ante Simón Bolivar, presidente de la Gran Colombia, a Antonio María Pineda, quien no llegó a entrevistarse con el Libertador pues éste había ya emprendido guerra en el Sudamérica.

Jean Pierre Boyer, Presidente de Haití, declaró que el territorio de la isla era uno e indivisible, e invadió la parte oriental de la isla el 9 de febrero del 1822. Núñez de Cáceres ordenó izar la bandera haitiana y entregó al Presidente Boyer en persona las llaves de la ciudad de Santo Domingo.

La independencia de Santo Domingo español duró sólo dos meses y ocho días; desde el 30 noviembre de 1821 a febrero de 1822 por eso se le conoce como la Independencia Efímera.

Cáceres estaba todavía en Santo Domingo, haciendo gestiones clandestinas para obtener apoyo de las autoridades de la Gran Colombia. Boyer se enteró de sus actividades y exigió el exilio a José Núñez de Cáceres argumentando que su presencia era un inconveniente en la isla y que si no se ausentaba de ella voluntariamente, lo embarcaría por la fuerza.

Núñez de Cáceres se dirigió a Venezuela donde se dedicó al periodismo. Finalmente acabó viviendo con su familia en México, donde primero se estableció en la ciudad de San Luis Potosí y luego en Ciudad Victoria, capital del Estado de Tamaulipas.

En los primeros años, se ocupó en el ejercicio de la abogacía. En 1830 fue nombrado fiscal de la corte suprema de justicia. En 1833 fue elegido senador del Estado de Tamaulipas y miembro del Congreso de la Confederación mexicana. En ese mismo año se le designó Ciudadano Benemérito de Tamaulipas. También ocupó el cargo de Tesorero de Hacienda Pública.

Núñez de Cáceres muere en Ciudad Victoria Estado de Tamaulipas México el 11 de septiembre de 1846.
Ocupación Haitiana
Boyer al tomar posesión de la parte Este de la isla dispuso una serie de medidas tendentes a cambiar la situación imperante, como fue la abolición de la esclavitud, lo que benefició a unos nueve mil esclavos, pero al mismo tiempo, los obligó a permanecer en las parcelas, para que trabajaran la tierra de los esclavistas, tratando así de conciliar intereses.
Otra medida lo fue la internacionalización de los mecanismos jurídicos y políticos que regirían la vida del país, notablemente su división en diversas unidades, la representatividad de las poblaciones por electores en diversos niveles y la puesta en vigencia del código civil francés.
A partir de Boyer la tierra dejó de ser un monopolio de la clase dominante para aprovechar el plus producto generado por los productores directos, fueran libres o esclavos. Boyer creó las bases del sistema agrario que todavía en nuestros días mantiene gran importancia.
Boyer desplegó una ofensiva bastante consistente contra el predominio económico de los hateros y contra el sistema de la ganadería extensiva, sentando las bases de un desarrollo agrícola muy superior al que hasta entonces existía.
De ahí que el período haitiano en su primera parte fuera además de cambios sociales e institucionales, de notable crecimiento económico. Durante la ocupación haitiana, se consolidaron las nuevas relaciones de producción que se venían gestando desde el siglo XVIII.
Se pueden definir las nuevas relaciones como de pequeña propiedad mercantil precapitalista, y fueron dominantes en general durante el transcurso del siglo XIX.
Fue con la ocupación haitiana que el nuevo modo de producción se hace plenamente dominante, al liquidarse la esclavitud, repartirse tierras a quienes no la tuviesen, liquidarse lo fundamental de las rentas feudales, limitarse sensiblemente al poder social y político de los hateros y fomentarse el desarrollo de la agricultura.
Para el año 1827 la situación se tornó crítica para el gobierno debido a la resistencia de los ciudadanos a pagar impuestos decretados por Boyer, quien apeló luego al recurso de emitir papel moneda iniciándose así un proceso de devaluación del gourde haitiano, el cual era la moneda oficial en ambos lados de la isla. Al mismo tiempo esta situación aumentó el descrédito internacional del gobierno.
La crisis crónica del modelo se basaba en el hecho de que los pequeños campesinos no tenían medios ni interés en desarrollar renglones mercantiles regulares, ya que no tenían mano de obra, ni recursos técnicos, financieros, etc.
Se veían explotados por los comerciantes, razón por la cual producían para el mercado lo imprescindible para procurarse algunos artículos manufacturados provenientes del exterior.
La ausencia de una clase dominante agraria moderna y la fragmentación de la propiedad, junto a la rusticidad tecnológica, causaron la inexistencia del mercado interno y una pobreza crónica generalizada.
La Reforma y la caída de Boyer
La Reforma
Después de algunos combates importantes en la zona sur de Haití a inicios de 1843, el movimiento La Reforma aplastó toda la resistencia de las fuerzas del régimen de Boyer.
Se estableció en Port-au-Prince un gobierno provisional bajo la dirección del jefe militar de la Reforma, Charles Herard. El gobierno de La Reforma representaba los diversos sectores que se opusieron en los últimos tiempos al régimen de Boyer pero tuvo que respetar gran parte de la maquinaria política y militar.
Movimientos Separatistas
La caída de Boyer fue conocida en la parte Este de la Isla la tarde 24 de Marzo de 1843 y de inmediato los distintos sectores comenzaron a movilizarse, cada uno atendiendo a sus respectivos intereses de clases.
No obstante, los jóvenes de la Trinitaria no perdieron tiempo, y liderados por Juan Pablo Duarte, así como por los haitianos antiboyeristas Adolfo Nouel, y Artidor Gontieux, se dirigieron esa misma tarde a la fortaleza de la ciudad con el propósito de tomarla por la fuerza.
Los revolucionarios fueron detenidos en la plaza de la Catedral por tropas haitianas, un breve intercambio de palabras entre dos grupos y luego un tiroteo que trajo como consecuencia dos muertos y cinco heridos.
Los trinitarios tuvieron que abandonar la plaza y refugiarse en San Cristóbal, donde presionaron al comandante de armas a manifestar su respaldo a la Reforma. Asimismo, recibieron el apoyo de otras ciudades como Azua, Baní y Santiago.
Una Junta Popular se instaló en Santo Domingo y estuvo encargada de ejercer la función de gobierno provisional, y en ella estuvieron Duarte y otros patriotas que habían luchado junto a los liberales haitianos para derrocar a Boyer.
La alianza entre liberales criollos y haitianos no podía ser permanente, y de eso estaba consciente Duarte, quien procedió a aprovechar la coyuntura que se les presentaba para realizar contactos con otros jóvenes del interior del país a fin de lograr la independencia de la zona oriental de la isla.
Las gestiones llevadas a cabo por Duarte fueron conocidas por los liberales haitianos, quienes no estaban dispuestos a ceder la parte Este de la Isla, por lo que también comenzaron a maniobrar con el concurso de sectores criollos a fin de impedir la materialización de los ideales del fundador de la Trinitaria.
Durante esa época se gestaron una serie de movimientos pero no con intenciones independentistas. De estos el de mayor fuerza después del de los trinitarios, era el integrado por hombres maduros que habían colaborado con los haitianos desempeñando distintos cargos administrativos y que pretendían conseguir la ayuda de Francia, a cambio de privilegios económicos y políticos.
Los líderes de este movimiento fueron el rico propietario de Azua, Buenaventura Báez y el burócrata Manuel Joaquín Delmonte. El grupo que dirigía Duarte fue el único que no se planteó la separación, sino la independencia pura.
Jean-Pierre Boyer
Soldado y presidente haitiano (1818-1843), nació como mulato libre el 15 de Febrero del 1776 en Puerto Príncipe. Al principio luchó junto a Toussaint L'Ouverture por la liberación de esclavos.
Boyer fué educado en Francia. En 1802 regresó a Saint Domingue alistado en el ejército francés comandado por Victor Leclerc para combatir a Toussaint. Más adelante se une a Alexandre Petión quien lo elije como su sucesor.
Luego de la independencia, Haití entra en crisis en el 1806 y se divide en dos: el norte y el sur; gobernados por Henri Christopher y Alexandre Pétion.
Después de la muerte de Petión, Boyer toma el poder en el sur. Henri Christopher se suicida en 1820 y Boyer asume el control total del país.
Boyer pone su atención en Santo Domingo cuando en 1821 José Núñez de Cáceres declara la Independencia del Santo Domingo Español.
En Febrero de 1822 Boyer invade a Santo Domingo y domina la isla completa hasta 1843 cuando fué depuesto por Charles Riviere-Hérard.
Boyer vivió en Jamaica y finalmente en Francia donde murió el 9 dejulio de 1850.



El Nacimiento de la libertad, la sangre ardiente de un pueblo que quiere ser libre y seguir siendo libre. República Dominicana hoy 27 febrero 2017.

La Trinitaria fue una sociedad secreta, creada el 16 de julio de 1838 por Juan Pablo Duarte y otros dominicanos con el objetivo de realizar acciones tendentes a independizar la parte Este de La Española de la ocupación haitiana y formar el Estado independiente que llamarían República Dominicana.

Era claro que Duarte había planeado minuciosamente los caracteres de la sociedad. Explicó a sus amigos confidentes sus planes, entre los que estaban: José María Serra, Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandrino Pina, Benito González, Félix María Ruiz, Jacinto de la Concha, Juan Nepomuceno Ravelo y Felipe Alfau. El día señalado para la fundación de la sociedad La Trinitaria fue el 16 de julio de 1838. La casa escogida fue la de Josefa Pérez de la Paz, madre de Juan Isidro, le llamaban Doña Chepita. Posteriormente, mediante un comunicado, se unieron al grupo Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella.

Ya en 1840 los haitianos sospechaban que había un movimiento secreto en Santo Domingo, evidentemente de conspiración contra el poder haitiano. Con el objeto de encubrir sus actividades, los trinitarios fundaron una nueva sociedad de aparente carácter cultural que llamó La Filantrópica, como La Trinitaria, nueve fueron los co-fundadores de esta nueva entidad, encabezados por Juan Pablo Duarte. Sus reuniones eran públicas y se celebraban en el hogar de Pedro Alejandrino Pina, a manera de veladas literarias; pero La Filantrópica fue, en realidad, un círculo más amplio, donde discursos y recitaciones encubrieron mensaje de propaganda en pro de la libertad dominicana.

El 8 de junio de 1843, juntos trinitarios y los partidarios de Francia, pidieron a la Junta Popular de Santo Domingo la concesión de libertades y, entre otras cosas, que las actas públicas y otros documentos oficiales fuesen redactados en lengua española, pidieron la oficialización de la religión católica y la instauración de las tradiciones hispánicas, estas peticiones irritaron a las autoridades haitianas y más aún con el triunfo de los trinitarios en la elección del Congreso Constituyente. Una de las medidas del nuevo dictador de Haití, Charles Herard, fue destituir a todos los dominicanos elegidos para la Constituyente, dirigirse a tierras dominicanas y la inmediata persecución de los trinitarios, unos fueron encarcelados y se da el exilio de Duarte.

La independencia era, para entonces, algo inevitable, en la noche del 27 de febrero de 1844, en la puerta de la Misericordia, los revolucionarios tomaron el Conde, y en un acto solemne, se declaró a la República Dominicana libre de toda dominación extranjera.

Estaba ubicada frente a la iglesia del Carmen, y se eligió ese día y hora porque habría una concurrida procesión, y Juan Pablo Duarte consideró que eso sería más conveniente para guardar el secreto que hacer la reunión en un lugar apartado o en horas de la madrugada.

En esa casa se reunió con ocho de sus amigos y dejaron establecida la Sociedad Secreta La Trinitaria. En esa memorable reunión, Duarte dijo a los presentes:

Estamos convencidos de que entre dominicanos y haitianos no hay fusión posible. Somos y seremos dos pueblos diferentes. Nuestro destino es ser independientes, absolutamente independientes. [...] Nuestra sociedad se llamará La Trinitaria porque se compondrá de grupos de tres y la pondremos bajo el amparo de la Santísima Trinidad. Nuestro lema: Dios, Patria y Libertad. [...] Amigos míos, estamos aquí para ratificar el propósito que habíamos concebido de conspirar y hacer que el pueblo se subleve contra el poder haitianito, a fin de constituirnos en Estado libre e independiente con el nombre de República Dominicana. La cruz blanca que llevará nuestra bandera dirá al mundo que el pueblo dominicano, al ingresar en la vida de la libertad, proclama la unión de todas las razas por los vínculos de la civilización y el cristianismo... La situación en que nos colocaremos será muy grave, y tanto más, cuanto que entrando ya en este camino, retroceder será imposible. Ahora bien, en este momento hay tiempo todavía de rehuir el compromiso. Por tanto, si alguno quisiera separarse...
En ese momento los presentes lo interrumpieron y le ratificaron su decisión de luchar por la proclamación de la República Dominicana. Fue entonces cuando Duarte extrajo de su bolsillo un pliego que todos debían firmar con su sangre; pero antes de ese solemne acto, los presentes tomaron el siguiente juramento, escrito por Duarte mismo:

En el nombre de la Santísima, Augustísima e Indivisible Trinidad de Dios Omnipotente, juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana; la cual tendrá un pabellón tricolor en cuartos encarnados y azules atravesado por una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo. Si tal hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta; y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición si los vendo.

Luego de haberse dicho el juramento, los trinitarios firmaron el pliego anteponiendo una cruz al nombre de cada cual. Duarte entonces dijo:

No es la cruz el signo del padecimiento; es el símbolo de la redención. Queda bajo su égida constituida la Trinitaria, y cada uno de sus nueve socios obligado a reconstituirla, mientras exista uno, hasta cumplir el voto que hacemos de redimir la patria del poder de los haitianos.

“Tomado de: Lebrón Saviñón, Mariano (1993). La Trinitaria. Santo Domingo: UASD”.


José María Serra fundó el periódico "El Dominicano" para fomentar las ideas patrióticas y se mantuvo fiel a los ideales de los trinitarios. Nació en Santo Domingo en 1819. Fue uno de los nueve fundadores, junto a Juan Pablo Duarte, de La Trinitaria.

Pedro Alejandrino Pina nació el 20 de noviembre de 1820 en Santo Domingo. Tras licenciarse de derecho, se unió a la Sociedad La Trinitaria, siendo uno de los primeros personajes que se unieron a ella tras su fundación en 1838, y que pretendía la separación de la Rep. Dominicana de Haití.

Benito González Jiménez (Santo Domingo, 1811-1883), prócer de la independencia de la República Dominicana.  Fue un personaje dominicano miembro fundador de la sociedad secreta, político-militar denominada La Trinitaria que, bajo el seudónimo de "Leónidas", participó en actividades independentistas que terminaron conduciendo a la separación de la República Dominicana de Haití. Lograda la independencia, perdió su importancia.

Félix María Ruiz es uno de los denominados febristas dominicanos que lucharon por la Independencia de la República Dominicana en 1844, también es conocido por ser uno de los fundadores de La Trinitaria el 16 de julio de 1838, junto a Juan Pablo Duarte, Jacinto de la Concha, Juan Isidro Pérez, entre otros. Ruiz nace en la ciudad de Azua de Compostela en 1815.  Félix María Ruiz participó como militante de los intereses trinitarios durante la gesta independentista de 1844, después que fue proclamada la misma, éste fue perseguido y declarado como traidor de la patria, por lo que fue encarcelado y expulsado del país junto con otros trinitarios. Cabe destacar que la orden fue dada por Pedro Santana, quién se había apoderado de la establecida Junta Gubernativa. Esto se dio ya que los trinitarios iban en contra de los intereses de Santana, el cual quería ser el presidente de la República, ya que los trinitarios buscaban que Duarte fuera el presidente, como debió ser.  Félix María se estableció en Venezuela, en la cual permaneció hasta el día de su muerte el 17 de octubre del 1891. A pesar de la lejanía, Ruiz se mantuvo fiel al ideario Duartiano. Posteriormente sus restos fueron trasladados a la República Dominicana, reposando en la Capilla de los Inmortales, de donde fueron llevados al Panteón de la Patria.

Jacinto de la Concha fue uno de los grandes hombres dominicanos. Formó parte de los Trinitarios y de los Febristas. Hoy en la República Dominicana es considerado como héroe nacional de la gesta independentista de 1844.

Juan Isidro Pérez de la Paz (Santo Domingo, 19 de noviembre de 1817, 7 de febrero de 1868) fue un activista dominicano, miembro y co-fundador de la sociedad secreta La Trinitaria. Prócer de la independencia de la República Dominicana. El 7 de febrero de 1882, murió en la ciudad de Santo Domingo, el prócer Juan Isidro Pérez.

Felipe Alfau luchó con arrojo frente a los haitianos en El Memiso y en Sabana Larga, donde su dirección influyó poderosamente en el triunfo de las armas dominicanas. Felipe Benicio Alfau Bustamante, nació en Santo Domingo el 22 de agosto de 1818, hijo de Julián Alfau Páez, venezolano, y María del Carmen Bustamante López, dominicana. Murió en la ciudad andaluza de Sevilla, el 5 de octubre de 1878.  Fuentes: “Enciclopedia Dominicana, Tomo I página 40”.

Concepción Bona era hija de Ignacio Bona Pérez uno de los firmantes del Manifiesto del 16 de enero de 1844, y Juana de Dios Hernández, quien era prima hermana de Josefa Brea Hernández, esposa del patricio Matías Ramón Mella.

María Trinidad Sánchez (16 de junio de 1794 - 27 de febrero de 1845) fue una activista dominicana de la independencia de la República Dominicana. La primera víctima del crimen político en la historia republicana, es la más elevada expresión del liderazgo femenino en su época.  Nació en Santo Domingo colonial el 16 de junio de 1794, hija de Isidora Ramona y Fernando Raimundo Sánchez, perteneció al grupo de patriotas que lucharon por la Independencia Nacional. Junto a Concepción Bona, sus manos confeccionaron la primera bandera dominicana. Fiel seguidora del pensamiento y acción de Duarte, participó activamente en todo el proceso que culminó el 27 de febrero de 1844, momento decisivo en el que transportó pólvora en sus propias faldas y elaboró muchos de los cartuchos que utilizaron los Trinitarios esa noche. El 27 de febrero de 1845, al cumplirse el primer aniversario de la fundación de la República, se ejecutó la sentencia. María Trinidad Sánchez caminó desde la Fortaleza Ozama hasta el cementerio, donde sería fusilada, y al pasar por la Puerta del Conde exclamó: "Dios mío, cúmplase en mí tu voluntad y sálvese la República”.  Su muerte fue producto de la fidelidad a los intereses de la soberanía dominicana.


Juana Saltitopa (c. 1815 - c. 1860), fue una activista y militar dominicana que tuvo una destacada participación en la guerra por la independencia dominicana, específicamente en la Batalla del 30 de Marzo de 1844 en Santiago de los Caballeros. ... Su actitud de arrojo y valentía le ganó el apodo de “La Coronela”.



María Baltasara de los Reyes (nacida como María Baltasara Bustamante c. 1798 - 1867) fue una mujer dominicana que tuvo un importante activismo en el movimiento de la independencia de la República Dominicana. Es conocida por haber ocultado a un fugitivo Juan Pablo Duarte mientras era perseguido por hombres del ejército haitiano y por haber sido la primera mujer en tomar armas en la guerra de independencia el 27 y 28 de febrero de 1844.

Muerte
María Baltazara falleció en Santa Cruz de Gato, un pequeño pueblo ubicado en Higüey, República Dominicana.

Proezas: Según el marino De Windt, fue la única mujer que estuvo presente en la Fuerte del Angulo la noche del trabucazo de independencia. Es considerada como la primera marino de la República Dominicana.  Siempre fue vista en los muelles de Santo Domingo con un fusil a la mano. Fue quien idealizó el frente de marinos para que el ejército haitiano no pasara de Azua y Santiago y no llegaran a las costas de la capital.

Rosa Protomártir Duarte y Díez Nació en la ciudad de Santo Domingo, en el barrio Santa Bárbara el 28 de junio de 1820 hija de Juan José Duarte Rodríguez y Manuela Diez Jiménez. Hermana de Juan Pablo Duarte, padre de la patria de República Dominicana.

Fue una mujer entregada a la causa patriótica de su hermano Juan Pablo, siendo una activa miembro de la sociedad secreta, político-militar, independentista, denominada La Trinitaria, sus aportes para con la nación dominicana son considerados por el historiador Emilio Rodríguez Demorizi como el "Nuevo Testamento” de la historia dominicana.

Junto a sus amigas, participó en las obras teatrales que se presentaban en el edificio de la Cárcel Vieja, situado al lado del Palacio de Borgellá, frente al Parque Colón, desde las que se creaba conciencia sobre la causa independentista. Con estas obras teatrales reunían recursos con el fin de comprar municiones y cubrir los gastos de la causa independentista dominicana.

En 1845 es condenada al destierro fuera de su patria, deportada junto a su madre y hermanos, abandonando así a su prometido Tomas de la Concha quien fue fusilado en 1855 junto a Antonio Duverge. El 26 de octubre de 1888 fallece en Caracas, Venezuela a causa de disentería. Tan solo 2 años después de su muerte también mueren sus hermanos.

Ana Valverde: la lucha contra los invasores haitianos fue la actividad más importante de su vida. Miembro de prominente y adinerada familia de Santiago de los Caballeros, fabricó balas para la Independencia, aportó recursos económicos para la reparación y el fortalecimiento de los muros que reforzaron la ciudad, y por su inquebrantable adhesión al Padre de la Patria, fue expulsada del país “cuando la reacción anti-duartista se adueñó de los destinos nacionales”.

TRABAJO MILITANTE

Ana Valverde, que nació hacia 1798, era hija del doctor José Valverde, abogado de la Real Audiencia de esta Isla, y de Dolores Fernández. Su hermano, Manuel María Valverde, era también Duartiano y fue de los principales próceres de la Restauración. Al referirse a las mujeres que fabricaron balas para la Independencia, Rosa Duarte cita a la insigne santiaguera como “la señora hermana del doctor Valverde, señora muy respetable”. Añade que “el día que salió para el destierro se bendijo el Fuerte de San Antón que se había reedificado con la suscripción que la dignísima patriota salió a recoger entre los dominicanos que estaban entusiasmados y orgullosos de tener su patria libre”.

Manuela Diez
(1786-1858)
Madre de Juan Pablo Duarte, esta mujer jugó un importante papel político en los sucesos que condujeron a la proclamación de la República en febrero de 1844.

Nació en El Seybo el 26 de junio de 1786 y habiéndose casado con Juan José Duarte emigró a Puerto Rico en 1801 a causa de la invasión de Toussaint Louverture.

Aumentó y apoyó la formación intelectual de sus hijos e hijas, así como las ideas políticas que originarían el nacimiento de la sociedad secreta La Trinitaria. Padeció con entereza la persecución y los allanamientos en su hogar, mientras el hijo permanecía oculto durante el proceso de conspiración que le expulsara del país.

Ya en 1843, debió asumir la jefatura de un hogar en conflicto por la represión del gobierno haitiano, al quedar viuda en noviembre de ese año; para entonces, Juan Pablo Duarte se encontraba exiliado en el extranjero. A solicitud de éste, Manuela accedió a poner al servicio de la causa patriótica los bienes familiares recién heredados del padre, lo que demuestra la firmeza de sus ideales patrióticos y su entrega a la causa.

El momento más jubiloso de Manuela fue cuando ya independizada la patria, recibió en su casa a Juan Pablo Duarte de regreso del exilio. En aquella ocasión aceptó el reclamo de Sánchez de que, no obstante el luto reciente, se abrieran las puertas de la casa, repleta de gente, y se colocara una bandera en la ventana.

Manuela Diez vio su familia y su cotidianidad permanentemente afectadas por las actividades políticas que al seno de ella se desarrollaban, no como una simple madre que accede a ser solidaria con sus hijos e hijas, sino como activa militante de los ideales que había contribuido a sembrar en el seno del grupo Trinitario.

Murió en el exilio en Caracas, Venezuela, el 31 de diciembre de 1858.
Otras luchadoras en este conflicto y que solo voy a decir sus nombres por razones de tiempo son: Dona Manuela Diez madre de Juan Pablo Duarte, Rosa Duarte, Ana Valverde, las hermanas Villa, entre otras.

Mujeres como estas y otras que no pudimos mencionar en este artículo no deben quedar en el anonimato, exhortamos a las y los investigadores que al hablar de padres de la patria, recuerden que junto a ellos hubo también madres de la patria.

¡Honor a quien honor merece, recordemos pues a nuestras heroínas!

“Licda. Jacinta Terrero Valenzuela
Subdirectora Depto. De Educación en Género y Desarrollo
Secretaría de Estado de Educación de la Rep. Dominicana”.





La Filantrópica
Los miembros de la sociedad "La Trinitaria" fundaron posteriormente La Filantrópica, la cual servía a los mismos objetivos, pero no era secreta, con el fin de adoctrinar y propagar las ideas nacionalistas. Estas reuniones públicas se realizaban en el hogar de Pedro Alejandrino Pina García ubicada en la calle que actualmente se llama Pedro A. Pina 5. El lema que utilizaron fue: “Paz, Unión y Amistad”.

La Filantrópica surgió luego de que se hubiese disuelto la sociedad secreta “La Trinitaria”, desintegración atribuida a la actitud de Felipe Alfau, uno de los primeros integrantes de esta, con lo que se buscaba salvar sus vidas.

Las sesiones de La Filantrópica eran públicas, y se pronunciaban “discursos”, que “algunos del pueblo se aplicaban a oír y algunas veces aplaudían con entusiasmo”, de los cuales, lamentablemente, no queda copia alguna.

Los ensayos se realizaron en casas particulares, con el fin de no despertar la curiosidad del gobernador Carné ni hacer las reuniones sospechosas. Un distinguido ciudadano de Santo Domingo de Guzmán, conquistado por el fervor de Duarte y sus discípulos, ingresó poco tiempo después en "La Filantrópica", y se hizo cargo de transformar el viejo edificio de "La cárcel vieja" en un teatro capaz de recibir cómodamente a cientos de espectadores: la historia ha recogido el nombre de este patriota, don Manuel Guerrero, entusiasta servidor desde entonces de aquella cruzada de idealismo.

La apertura de este salón constituyó una novedad sensacional en el ambiente de pesadumbre y de horror creado por la dominación haitiana. Media ciudad acudió la noche del estreno a presenciar "La viuda de Padilla", llevada al escenario por actores improvisados a quienes el ardor nacionalista convertía en intérpretes admirables del gran drama de Martínez de la Rosa, obra escogida con acierto si se piensa en el énfasis oratorio que realza casi todas sus escenas y en la abnegación con que los caudillos de la guerra de las comunidades se exponen allí a las iras del despotismo para sacar triunfantes los fueros ciudadanos.

La presencia en el escenario de Juan Isidro Pérez, a quien se confió en "La viuda de Padilla" y en algunas de las tragedias de Alfieri, como la titulada «Roma libre», la personificación de la libertad y el patriotismo, fue saludada repetidas veces con aclamaciones ruidosas. El joven, secundado en su empresa por Remigio del Castillo, Jacinto de la Concha, Pedro Antonio Bobea, Luis Betances, José Maria Serra y Tomás Troncoso, así como por algunas damas en quienes también había prendido la llama revolucionaria, comunicaba tanto fuego a los versos y subrayaba con tanta intención las frases que de algún modo resultaban aplicables a los dominadores, que la sala entera se ponía en pie electrizada por aquel actor delirante. De tal manera se posesionaban de su papel los intérpretes, que el público participaba de sus emociones y se dejaba fácilmente arrebatar por esos conspiradores que desde la escena fulminaban rayos de indignación contra todos los opresores de las libertades humanas.

La organización transformó el viejo edificio de "La Antigua Cárcel Pública" (hoy Museo de la Catedral) en un teatro capaz de recibir cómodamente a cientos de espectadores. Fue construido por un servidor patriota llamado Manuel Guerrero para poner en escena tragedia y comedias llamadas a despertar el espíritu patriótico.

La Dramática. Esta consistió en que casi todos los trinitarios hicieron el papel de actores, donde escenificaban la lucha de un pueblo por liberarse de un gobierno opresor. Pero quedaron en claro, que este nuevo Estado, se llamaría República Dominicana, este tendría su pabellón tricolor en cuartos, encarnados y azules, atravesados por una cruz blanca. La situación se complicó bastante para los patriotas que organizaban la lucha por la independencia y algunos tuvieron que huir y esconderse.
Duarte y los trinitarios  se valieron entonces del teatro para difundir ideas  patrióticas y exaltación de la libertad.
 
José Gabriel García,  padre de la Historia  Dominicana, señala que la organización se «había encargado de aprovechar el teatro de Santo Domingo,  para poner en escena tragedia y comedias llamadas a despertar el espíritu patriótico».

Era  artística en apariencia, sus verdaderos  fines eran políticos,  con el propósito de promover el sentimiento nacionalista del pueblo dominicano  y su rechazo a la  ocupación haitiana, que permaneció  de 1822 a 1844.

Los actores introducían comentarios y parlamentos no contenidos  en el texto de la obra, para hacer referencia a la situación nacional.
 
El teatro fue el medio escogido entonces para mantener viva en el espíritu público la idea separatista. Duarte conocía la eficacia de las representaciones dramáticas como órgano de difusión de los ideales revolucionarios porque oyó hablar, durante su estancia en Cataluña, del uso que se hizo en España del teatro para levantar el sentimiento nacionalista del pueblo contra la dominación francesa.

Media ciudad acudió la noche del estreno a presenciar « La viuda de Padilla», llevada al escenario por actores improvisados a quienes el ardor nacionalista convertía en intérpretes admirables del gran drama de Martínez de la Rosa, obra escogida con acierto si se piensa en el énfasis oratorio que realza casi todas sus escenas y en la abnegación con que los caudillos de la guerra de las comunidades se exponen allí a las iras del despotismo para sacar triunfantes los fueros ciudadanos.
 
La presencia en el escenario de Juan Isidro Pérez, a quien se confió en «La viuda de Padilla» y en algunas de las tragedias de Alfieri, como la titulada «Roma libre», la personificación de la libertad y el patriotismo, fue saludada repetidas veces con aclamaciones ruidosas. De tal manera se posesionaban de su papel los intérpretes, que el público participaba de sus emociones y se dejaba fácilmente arrebatar por esos conspiradores que desde la escena fulminaban rayos de indignación contra todos los opresores de las libertades humanas.
  
Proclamación de la Independencia Nacional
Fase Preparatoria
Para finales de 1843, se podría decir que existían dos sectores políticos en la parte Este de la isla:
Los conservadores, miembros del antiguo partido "boyerista", cuyos líderes principales se encontraban en desgracia al perder Jean Pierre Boyer el poder. Tomás Bobadilla y José Joaquín Puello eran de los principales líderes.
Este grupo buscaba primero el protectorado de alguna nación extrajera y luego la anexión.
Los anexionistas que, aunque buscaban la separación de la parte oriental, consideraban que no existían las condiciones para una vida independiente por lo que su objetivo era conseguir la separación a través de la anexión a una potencia europea. Este grupo, a su vez, podía dividirse en tres:
1. Los que deseaban ser parte nuevamente de España; entre sus exponentes estaban los sacerdotes Gaspar Hernández y Pedro Pamiés, en Santo Domingo, y el veterano General Andrés López Villanueva, en Puerto Plata.
2. Otro movimiento anexionista buscaba la protección de Inglaterra y lo encabezaba un propietario de Las Matas de Farfán llamado Pimentel.
3. El tercer grupo, y el más importante de los anexionistas, estaba compuesto por personas que habían ocupado puestos administrativos dentro del gobierno haitiano y que creían poder alcanzar la eliminación del dominio haitiano con ayuda de Francia, por lo cual se les conocía como los " afrancesados ". Los cabecillas visibles de este movimiento eran Buenaventura Báez, rico propietario de Azua, y Manuel Joaquín Delmonte, importante abogado y comerciante.
Los "afrancesados" habían acordado con el Cónsul general de Francia en Puerto Príncipe (Haití), Levasseur, el desarrollo de un plan que permitiera la separación de la parte Este de la isla y su anexión a Francia (Plan Báez - Levasseur). El Prócer Trinitario José María Serra escribió, en 1887: "Los representantes de la parte del Este habían recibido del Cónsul general de Francia en Puerto Príncipe, las seguridades de que su gobierno apoyaría todo movimiento revolucionario que declarara la voluntad del pueblo de unirse a Francia. La época de esa combinación sería para el 25 de abril de 1844".
El otro grupo importante eran los "Liberales" que entendían que podíamos ser libres e independientes de toda dominación extrajera.
Los "Trinitarios", conocidos también como liberales, y que luchaban por conseguir la independencia total de la antigua colonia española. Como su nombre lo indica, sus líderes eran miembros de la Sociedad La Trinitaria y su jefe era Juan Pablo Duarte (por lo que el partido también se le conocía como duartista).
Continúa Serra: "Esta noticia la transmitió uno de dichos representantes, Manuel María Valencia, a D. José Heredia, en Baní, en los últimos días de noviembre de 1843. Súpela allí en diciembre e inmediatamente vine a la ciudad y comuniqué a Sánchez, Jacinto y Tomás [de la] Concha, en cuya casa estaba aquel ese día, y con ellos reunidos Ramón Mella, Joaquín y Gabino Puello. Convínose allí en la necesidad de anticipar el pronunciamiento y declarar la parte del Este Estado Libre e Independiente”. El día fijado fue el 27 de febrero de 1844, esto es, dos meses antes de la fecha acordada por los "afrancesados". Y así, ambos grupos, separadamente, empezaron a moverse en el mayor secreto, especialmente los trinitarios, quienes no querían que los "afrancesados" descubrieran que ellos se les adelantarían.
El día 1 de enero de 1844 los "afrancesados" de Azua lanzaron un manifiesto dando cuenta de las razones que los llevaban a buscar la separación de la República y a ampararse bajo la protección de Francia. Quince días más tarde, el 16 de enero, los trinitarios prepararon su propio Manifiesto , fruto de la unión de liberales y conservadores, en el cual invitaban a la rebelión contra los haitianos.
El 13 de enero llegó a Santo Domingo, el Cónsul francés Eustache Juchereau de Saint-Denys, quien estaba en Port-au-Prince por haber sido acreditado como Cónsul en Cabo Haitiano, adonde no había podido trasladarse debido al estado de destrucción en que se encontraba esa ciudad desde el terremoto de 1842, lo que le dio ocasión de participar de modo principal en la concertación del plan proteccionista (Plan Báez-Levasseur) que se había propuesto al Gobierno Francés en relación con la antigua colonia española de la isla, y por lo que se consideró preferible que se asentara, aunque informalmente, en Santo Domingo, para que continuara dichas negociaciones.
A mediados de febrero de 1844 la población dominicana, en especial la de la ciudad de Santo Domingo, se encontraba suficientemente sensibilizada por la propaganda separatista de ambos grupos y se disponía a dar el golpe.
En la noche del 24 de febrero, se reunieron en la residencia de Francisco del Rosario Sánchez, los independentistas Matías Ramón Mella, Vicente Celestino Duarte, José Joaquín Puello y sus hermanos Gabino y Eusebio, Juan Alejandro Acosta, Ángel Perdomo, Jacinto y Tomás de la Concha, Marcos Rojas, Tomás Sánchez y Manuel Dolores Galván, quienes, luego de escuchar el relato de las impresiones traídas por Gabino Puello, de su viaje para dar a conocer en los pueblos de la región Sur, la Manifestación del 16 de enero, y luego de sopesar los riesgos que podrían tener, para la causa independentista, el conocimiento que demostraban poseer los "afrancesados" sobre los planes y las deliberaciones de los trinitarios (además de mantener una actitud de franca hostilidad, tal como la asumida por Buenaventura Báez en Azua), decidieron por unanimidad de votos fijar la noche del 27 de febrero para dar el grito independentista.
Como consecuencia de esa decisión, se hicieron las designaciones siguientes: el Coronel Francisco del Rosario Sánchez fue nombrado Comandante de Armas; el Coronel José Joaquín Puello, ayudante de Plaza; el Coronel Gabino Puello fue también designado Ayudante de Plaza; el Teniente Coronel Ángel Perdomo fue electo Jefe del Batallón de Artillería; Eusebio Puello, Capitán Ayudante de Plaza; Marcos Rojas, Capitán encargado del Arsenal; y Juan Alejandro Acosta, Comandante del Puerto. También se dispuso que Félix Mercenario, Manuel María Valverde, Manuel Jiménez y Mariano Echavarría figuraran entre los integrantes de la Junta de gobierno que se creara de acuerdo con lo establecido en la Manifestación del 16 de enero.
Al día siguiente, 25 de febrero, fueron despachados los correspondientes emisarios hacia las diversas regiones del país, a fin de dar a conocer estas decisiones, para que quedaran completados los últimos preparativos para la acción; entre estos se encontraba Victoriano Díaz con mensajes dirigidos a los hermanos Pedro y Ramón Santana, en El Prado (El Seybo) y para Juan Rodríguez, en Los Llanos (a fin de que ambos enviaran refuerzos humanos para apoyar la acción que se produciría en Santo Domingo como consecuencia del pronunciamiento de la separación).
Proclamación de la Independencia Nacional
(27 de Febrero de 1844)
El 27 de febrero por la noche todo estaba preparado para dar el golpe contra la dominación haitiana, contando los dirigentes de la Revolución con el concurso de los batallones 31 y 32, compuestos por dominicanos y reintegrados a la plaza de Santo Domingo apenas el 30 de agosto, así como con el apoyo de los hermanos Pedro y Ramón Santana, cuyo prestigio en el Este aseguraba el concurso de toda la región oriental.
El plan de los revolucionarios era tomar posesión de todos los fuertes de la vieja muralla que rodeaba la ciudad, tanto como del puerto y de la barca que enlazaba el barrio de Pajarito (actual Villa Duarte) en la parte donde antiguamente se fundó Santo Domingo, y la ribera occidental del río, contando para ello con numerosos oficiales y clases de la guarnición capitaleña que se habían comprometido en la revuelta.
Serra relata: "… se señaló el 27 de febrero a las 11 de la noche para proclamarse el advenimiento de la República Dominicana…" El punto de reunión era la Plaza de la Misericordia, al lado de la puerta que se conoce ahora como Puerta de la Misericordia. Continúa Serra: "Creíamos que el número de los concurrentes sería mayor, pero desgraciadamente éramos muy pocos. Comprometida es la situación, dijo Mella, juguemos el todo por el todo; y disparó al aire su trabuco." Este disparo marcó el inicio de la abierta acción separatista.
Acercándose entonces todos los patriotas al Baluarte del Conde, el cual fue entregado a los febristas por el Oficial Comandante, jefe de destacamento militar del Conde, Teniente Martín Girón, quien había sido conquistado por don Manuel Jiménez, el mismo que en un futuro habría de ser Presidente de la República. Desde ese momento, el Baluarte del Conde quedó convertido en cuartel general y centro principal de la Revolución, al dirigirse desde allí todas las operaciones e instalarse el primer Gobierno de la República, presidido por Sánchez, y con la denominación transitoria de Junta Gubernativa Provisional, de la cual formaban parte además, Ramón Mella, José Joaquín Puello, Remigio del Castillo, Wenceslao de la Concha, Mariano Echavarría y Pedro de Castro y Castro.
Luego que los rebeldes tomaron posesión del Baluarte, José Llaverías abrió el portón con una bayoneta a fin de que por ella penetraran los primeros refuerzos que recibió la República, llegados del cercano pueblo de San Carlos [en la actualidad, un barrio de la ciudad de Santo Domingo] al mando de Eduardo Abreu. El Teniente Ángel Perdomo preparó la artillería del mismo, así como la del fuerte de La Concepción; entre los que lo ayudaron hay que agregar a la tía de Sánchez, la heroica e infortunada María Trinidad Sánchez, quien "en sus propias faldas conducía pólvora para las murallas" y repartía cartuchos en las murallas.
La incursión realizada esa noche por el Coronel Deo Hérard (hijo del Presidente Charles Hérard Ainé), se replegó al ser recibida por una nutrida descarga disparada por los patriotas.
La República Dominicana fue proclamada, en ausencia de Duarte, la noche del martes 27 de febrero de 1844 en la puerta de El Conde de la ciudad de Santo Domingo por Tomás Bobadilla, Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Manuel Jiménez, Vicente Celestino Duarte, José Joaquín Puello, Gabino Puello, Eusebio Puello, Eduardo Abreu, Juan Alejandro Acosta, Remigio del Castillo, Jacinto de la Concha, Tomás de la Concha, Cayetano Rodríguez, Félix María del Monte y otros patriotas. En el Seybo, el mismo 27 en la madrugada, Pedro Santana, ya se había adelantado proclamando la Separación de Haití, siendo aclamado General del Ejército.
El día 28 de febrero, al amanecer, grupos de dominicanos tenían cercada La Fuerza (actualmente, Fortaleza Ozama) y todos los puestos de guardia haitianos, y turbas amenazadoras se arremolinaban en torno a las residencias de las personalidades haitianas de mayor significación; además, ya patrullas dominicanas recorrían todas las calles de la ciudad, Evidentemente amedrentado por la actitud agresiva de los dominicanos, el comandante General Henri Etienne Desgrotte suscribió dos cartas: una dirigida al Cónsul Saint-Denys, manifestándole el grave peligro que corrían los miembros de la colonia haitiana, dejando constancia de su disposición para iniciar negociaciones con los insurrectos; y la otra, dirigida a los revolucionarios de la Puerta del Conde, invitándolos a darle a conocer sus propósitos y sus aspiraciones. Esta gestión del General Desgrotte fue conocida por la Junta Gubernativa Provisional que se había constituido, de facto, desde la noche anterior.
La Junta Provisional respondió por escrito diciendo que:
“la privación de nuestros derechos, las vejaciones y la mala administración del gobierno haitiano, nos ha puesto en la firme e indestructible resolución de ser libres e independientes, a costa de nuestras vidas y nuestros intereses, sin que ninguna amenaza sea capaz de retractar nuestra voluntad”.
Mientras se escribía esta declaración, el tambor redoblaba incesantemente en el Baluarte, tocado por el soldado Nicolás de Bari en señal de libertad.
Los haitianos se consideraron sin fuerzas para combatir un alzamiento de tal magnitud, y para protegerse apelaron a los buenos oficios del Cónsul de Francia, Saint-Denys. Las negociaciones por intermedio del Cónsul francés avanzaron en el curso del día 28 y al llegar la noche, Desgrotte y sus oficiales y soldados habían capitulado mediante un documento de diez puntos que firmaron: la comisión designada por la Junta para negociar, la Junta misma, los comisionados de Desgrotte el propio Desgrotte y finalmente el Cónsul de Francia. La capitulación por parte de los haitianos garantizaba la entrega pacífica del Poder a los dominicanos y facilitaba la salida de los funcionarios depuestos y sus respectivas familias dentro de un plazo razonable y en condiciones honorables.
Aquel mismo día se confeccionaba la primera bandera dominicana, creada con elementos de la misma haitiana, colocándole a ésta una cruz blanca que partía en cuarteles las dos franjas horizontales -azul y rojo- del pabellón occidental. Posteriormente los cuadros azules y rojos de la bandera dominicana fueron alternados. La tradición popular le atribuye la confección de la primera bandera a Concepción Bona, vecina del célebre Baluarte.
El primer himno dominicano fue obra del escritor Félix María del Monte, teniente de la Guardia Nacional, quien lo improvisó mientras prestaba servicios en la Fortaleza Ozama el primero de marzo de 1844.
Con la entrega de la fortaleza, el arsenal y las oficinas de Hacienda, la Revolución se adueñó totalmente del poder el día 29 de febrero por la mañana y la Junta provisional dejó solemnemente constituida la República Dominicana nombrando, al mismo tiempo, varios delegados para que visitaran los demás pueblos de la parte del Este para comunicar las noticias de la Separación y tratar de que esos pueblos proclamaran a su vez su separación de Haití.


La Independencia Nacional, el logro de un trabajo en equipo
Duarte, Sánchez, Mella y otros patriotas demostraron que el trabajo conjunto puede llevar a los pueblos a lograr sus objetivos aunque falte uno de sus componentes.

Si hoy somos un país libre e independiente se debe a que un grupo de dominicanos entre los que se destacan Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, realizaran acciones conjuntas para lograr ese objetivo.

Sin embargo, otros prominentes hombres como Antonio Duvergé, Pedro Santana, Ramón Santana, los hermanos Puello, José María Imbert y otros muchos más contribuyeron con esta causa.
A diferencia de otros países, cuyos líderes llevaban la dirección casi total del proceso, en la independencia de la República Dominicana intervino un grupo de patriotas que hizo de nuestra independencia un gran trabajo en equipo.

Así con una idea clara, Juan Pablo Duarte funda en el 16 de julio de 1838 la sociedad secreta “La Trinitaria” y posteriormente con fines de la realizar labores de proselitismo encubiertas creó “La Filantrópica”. Ambas se convirtieron en herramientas claves para liberar nuestro territorio de los haitianos.
Al iniciarse en 1843 la revolución contra Boyer que repercutió en la parte oriental de la isla, Duarte encabeza el movimiento reformista en la ciudad de Santo Domingo. Juega un papel decisivo que lo llevó al liderato de los republicanos que luchaban por la independencia.

Circunstancias posteriores obligaron a Duarte junto a otros compañeros a abandonar el país. Pero al ausentarse de la patria sus compañeros, encabezados por Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, llevaron a cabo las gestiones finales del movimiento.
Redactaron el Manifiesto del 16 de Enero de 1844 en el cual quedaron plasmados los principios republicanos y liberales que los Trinitarios predicaron durante años y ratificaron, en el cuerpo de ese documento, la firme voluntad de crear un Estado soberano.
En el proceso de búsqueda de la independencia nacional Matías Ramón Mella se le reconoce como el representante de la expresión militar quien tenía ideas adaptadas a las actividades políticas de una sociedad precapitalista.
Duarte vio en Mella una persona para hacer contactos con los adversarios del presidente Boyer, representados por Charles Herard para hacerlos aliados a la causa dominicana de liberarse de los haitianos.
Fue uno de los primeros conjurados en llegar a la Puerta de la Misericordia la noche del 27 de febrero de 1844. Mella dispara su famoso trabucazo en la Puerta de la Misericordia, partiendo desde ahí hacia la Puerta del Conde, donde es proclamada la República e izada la Bandera Dominicana.

En cuanto a Francisco del Rosario Sánchez, no estuvo desde la fundación de la Trinitaria, pero al ampliarse los trabajos de esta se convirtió en un gerente organizador y Trinitario activo que puso su vida en peligro varias veces. Después de iniciados los trabajos que persiguen la separación y la independencia, pasó a ser el segundo jefe del movimiento. Extiende sus actividades de proselitismo e información fuera del ámbito de la ciudad de Santo Domingo.

Ausente Juan Pablo del país, Sánchez asume la dirección del movimiento independentista que había entrado en su última y más peligrosa etapa. Preside las reuniones del grupo y amplía contactos con representantes del sector social más importante de la ciudad. Mella le presta efectiva y oportuna colaboración. Para los primeros días de enero de 1844, redacta Sánchez el Manifiesto de Independencia que será publicado con fecha del 16 de ese mes y, a petición de Mella, es enviado a Tomás Bobadilla para su corrección.
Sánchez comparece la noche del 27 a la puerta de El Conde y encabeza todas las actividades. En la madrugada del 28 febrero iza la bandera nacional al amparo del lema de ¡Dios, Patria y Libertad! En ese momento quedó fundada la República Dominicana. Liberada la nación ocupa la presidencia de la Junta Central Gubernativa, posteriormente fue sustituido por Tomás Bobadilla.
El proceso de lucha por independencia de 1844, se pudo lograr porque otras personas pudieron continuar con el mismo.
Esto plantea que aún en momentos de crisis, si los dominicanos nos mantenemos unidos trabajando en equipo, por una causa común y donde todos desempeñemos nuestras funciones podremos llegar a lograr nuestros objetivos.

Batallas heroicas del 19 y 30 de marzo
Marzo es un mes cargado de heroísmo, porque el ejército haitiano fué derrotado 2 veces y estas acciones consolidaron la nacionalidad dominicana. 

Proclamada la Independencia Nacional el 27 de febrero de 1844, el Presidente Charles Hérard Ainé no conforme por este hecho, ingresa a la naciente República Dominicana con la finalidad de someter nuevamente a los criollos.
En su incursión por territorio dominicano se produjeron dos importantes batallas las que Educando recuerda en esta ocasión, precisamente por cumplirse este año el 163 aniversario de la Batalla del 19 de marzo, en Azua y la Batalla del 30 de marzo, en Santiago.
Batalla del 19 de marzo
El 19 de marzo de 1844, se libra la primera gran acción de guerra entre tropas dominicanas al mando del General Pedro Santana y el grueso de las fuerzas haitianas encabezadas por el Presidente Charles Hérard Ainé, la cual se realizó a la entrada de la población de Azua, por el camino de San Juan.
En esta zona Santana formó su línea de batalla defendida por dos frentes de artillería: una a cargo de Francisco Soñé, y la otra a cargo del Teniente José del Carmen García.
En la acción que duró tres horas, los haitianos se retiraron dejando en el campo de batalla una gran cantidad de muertos entre los cuales se cuentan dos generales, tres coroneles y un gran número de oficiales de todos los grados.
Batalla del 30 marzo
Esta conflagración, que se produjo en Santiago, fue librada entre las tropas independentistas dominicanas y las del general haitiano Pierrot, quien comandaba una columna del ejército invasor del presidente Charles Herard Ainé.
Esta plaza estuvo defendida por tropas dominicanas bajo la dirección de José María Imbert, Francisco Antonio Salcedo, Fernando Valerio y otros oficiales. El numeroso ejército de Pierrot fue derrotado por los dominicanos.

Pierrot tras enterarse de la falsa noticia que daba por muerto a Herard, se retiró dejando más de 600 bajas.

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